Tuesday, November 1, 2011

Sunday, October 30, 2011


-¿Cuanto tiempo desde la última vez? ¿Tres años? ¿Cuatro? Estás más guapo.
-¿Y has roto muchos corazones?
-No más que tú. 
-¿Y han conseguido romper el tuyo?
-Claro que no, tú eres el único que me ha roto el corazón.
-No te rias, era una pregunta seria.
-También era una respuesta serie.
-¡No seas hipócrita, tú me lo rompiste a mi!
-¿Ah si?









Monday, October 10, 2011


-Espera... ¿pero me quieres?
-¿Es una pregunta preventiva que le haces a todas o esque hoy te he pillado sentimental?
-Como sea, di.
-No querido, no te asustes, no te quiero. Quiero acostarme contigo, quiero que hagas como si no existiesen la chica con la que estuviste anoche ni con la que estarás mañana, quiero que no me hables de ellas, quiero que te acuerdes de mi eventualmente y que sigas sonriendome con esa mueca encantadora tuya cada vez que te encuentro por sorpresa, quiero seguir teniendo noticias tuyas cuando no me lo espero. ¿Qué te parece?



Tuesday, August 23, 2011

No importa cuanto tardes, a ti, el mundo siempre te espera. 




Thursday, August 4, 2011

Saturday, July 30, 2011

No me conoces.
No me conozco yo, ¿cómo vas a conocerme tú?







Friday, July 22, 2011


- [] y ellos te creerán loco. Te habré hecho una muy mala jugada...
Y volvió a reir. Después se puso serio.
-Esta noche... ¿sabes?... no llega.
-No me separaré de ti.
-Parecerá que sufro... parecerá un poco que muero. No vengas a verlo, no vale la pena...
-No me separaré de ti.
Pero estaba inquieto.
-Te digo esto, también por la serpiente. No debe morderte... Las serpientes son malas. Pueden morder por placer...
-No me separaré de ti.
Pero algo lo tranquilizó:
-Es cierto que no tienen veneno en la segunda mordedura...

Wednesday, July 20, 2011


 ' They say the definition of madness is doing the same thing 

& expecting a different result '


Or maybe I'm not mad and just retard.


Sunday, July 17, 2011

                                

Pero los dias rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué

Saturday, July 16, 2011

Había tantas posibilidades de que todo saliese mal,
y sin embargo me embargaba una inquietante sensación de
tranquilidad.

Atravesé las puertas blindadas de El Palacio
sin pararme a pensar en que podría ser detenida en cualquier instante,
y me reuní en la segunda planta con el escuadrón de Gladiadores 
del que me habían asignado a cargo.

Faltaban dos minutos para las
1030.
Todo sucedió muy deprisa a continuación.

-Tres, dos... uno.

La enorme pantalla que ocupaba el hall se iluminó
de luz blanca,
estábamos en su sistema,
mi gemelo y su código pirata estaban en el sistema.
Gracias a un búnker, cincuenta ordenadores,
y diez ingenieros, el resto del mundo contemplaba la misma pantalla blanca que nosotros.

-Disimulad.-
le susurré a mi hombro,
directo al oído de mis quince compañeros.

Nos mezclamos entre los trabajadores sorprendidos,
mientras la imagen llegaba a la pantalla.
Dividida en dos,
en el lado izquierdo el anciano que nos había abierto las puertas de su casa 
y de su revolución,
en el derecho, mi compañero en aquél largo viaje,
en ambas,
cuatro hombres trajeados, vasos en mano.
Uno de ellos avanzó un paso, ignorando al anciano,
confusión y asco mezclados en su rostro.
-No.
Le miraba fijamente, aturdido, 
pero él solo sonreía, 
levemente.

Un tenue murmullo se extendió tímido a nuestro alrededor.

-¿No me vas a dar la bienvenida a casa, papá?

El murmullo explotó. Una mujer a mi espalda dejó escapar un suspiro.

-Yo te mandé ejecutar.

Friday, July 1, 2011

V.

La soledad del templo le recordaba irremediablemente a Victor. El escándalo que su presencia traía a la casa. 
Durante años había odiado su presencia, evitado encontrarse frente a aquella sonrisa inocente y despreocupada que le recordaba que, en una época muy lejana, ella también había sido feliz.

-Quizás debería amamantarlo, señora.
-Me niego.
-Pero... está débil, y hemos probado tres nodrizas ya sin resultados.

Pasó dos años sin querer verlo. Ariadne se ocupaba de él la mayor parte del tiempo. Ghaldok veló su sueño alguna noche. Hasta Cronos jugueteó con el pequeño.


Llevaba noches sin dormir,
Ariadne le había sugerido un brebaje para descansar, pero lo había rechazdo,
lo cierto era que temía cerrar los ojos.
Cuando menos lo esperaba, de entre las sombras,
una mano invisible colocaba un bebé en su regazo, e inconscientemente, comenzaba a amamantarlo.
Entonces notaba un agudo dolor en su pezón,
un mordisco, los brazos le fallaban,
y cuando bajaba la vista para asegurarse de que el pequeño no cayese,
unas manos, adultas, con cicatrices, sus manos,
rodeaban lentamente su cuello, asfixiándola.
Ella las aferraba, arañándolas,
pero entonces él las detenía a ambos lados, giraba su cuello,
y susurraba en su oído 'Yo te hice mujer'.
Siempre despertaba en el mismo instante que un ligero crack detenía sus latidos.

Los sueños no cesaron hasta el final de la estación seca, no llamó de nuevo a Cronos a su alcoba hasta entonces.

Aquella noche se decidió a verlo por primera vez.
Se envolvió en capa encapuchada de seda azul y caminó descalza hasta su dormitorio.
Pequeñas respiraciones provenían de una cama demasiado grande para un infante,
y un pequeño bulto yacía en el lado más alejado del balcón.
Bajo la luz de la luna comprobó que su pelo era oscuro, como el de él,
y sintió que en cualquier momento sus manos se transformarían.
-Victor, despierta.
Lo zarandeó.
-Victor.
Unos ojos claros la miraron asustados.
Suspiró. No eran marrones.
No era él, no iba a matarla.
-¿Quién eres?
No le respondió.

Al llegar al pequeño estanque recordó el día que la niñera, distraída por la visita de su amante soldado, le perdió de vista, y él, viéndose libre, corrió a inspeccionar los rincones del palacio que Ariadne le había prohibido visitar. Así, lo encontró dormido en el balcón de su dormitorio al volver de bañarse. Los mandó azotar. Niño y niñera.


Las pesadillas desaparecieron, cambiaron, pero el insomio persistió. Cada noche, 
se levantaba sigilosamente, se cubría con la capa de seda y se sentaba a su lado.
Si tardaba mucho en despertarse, lo hacía ella misma.
Siempre le preguntaba quién era.
Nunca le respondía.
Las niñeras comenzaron a advertir que la cama de Victor aparecía mojada por las mañanas.
Entonces, ella lo hacía llamar y le castigaba con tres azotes, 
para que aprendiese a ser un hombre.

Se metió en el agua, sentándose en el bordillo, y comenzó a rezar.

Saturday, June 18, 2011

-¿Y tú?

-¿Yo qué?

-¿Cómo has acabado aqui?

-Wrongmoment, wrongplace.

No sé dónde le ve la gracia, pero se rie. Pero claro, Jack siempre se rie conmigo.

-Muy tuyo.

¿Cómo he acabado aqui? Vibra su teléfono, pero lo ignora, su cerveza le parece más interesante.

-Me dejé engañar, cómo todos.

-¡Qué dramática eres! ¿Sabes qué creo?

Una siempre quiere saber qué cree Jack. 
Si no es una observación devastadora, entonces es un halago casi orgásmico. Siempre gana la curiosidad. 

Agito los hielos de mi vaso casi vacio para hacerle esperar.

-¡Oh, vamos! Claro qué quieres saberlo.

-Hahaha.

Esperar desespera a Jack. Y a mi me encanta hacer desesperar a Jack. Es mi venganza por creerse más inteligente qué yo.
Todos los hombres qué conozco se creen más listos que yo. 
Quizás porque realmente lo sean, quizás porque tengo la costumbre de parecer más tonta de lo qué soy. Quizás por eso haya acabado aqui.

-Sorprendeme.

-Qué a ti no tuvieron qué engañarte.



Dos.

Wednesday, June 15, 2011



Encuentra un diccionario y busca eso de cordura, 
si va a atacarnos con eso necesitamos saber qué es.

Thursday, June 9, 2011

-Me parece qué no deberias hacer eso, pequeña. Trae.

Creo qué no es consciente de lo que me ha costado conseguir ese MDMA por mi cuenta.


-No me llames pequeña.


Creo qué tampoco es consciente de lo mucho que inoportuna mi soledad.


-Lo siento.


Creo que tampoco piensa que la que ha gritado he sido yo. O a lo mejor si, pero es C, y pasa esas cosas por alto. 


Por eso puedo permitirme el lujo de gritarle otra vez. Porque es C y soy su niña mimada. Porque cuando termine va a sonreir y me va a preguntar si tengo el periodo. Y porque de verdad tengo el periodo, me duele la cabeza, y necesito gritarle a alguien.


Asique le grito, aun a riesgo de parecer un monstruo.


-Bueno, entonces tienes el periodo, ¿no? -me pregunta despues.

-¡Oye! 


Lo sabia, aunque crea que no, no es tan dificil de predecir.


-Yo también siento lo de 'Deja de llorar por una zorra y sé un hombre'...


-Ya lo sé¿Me das un poco de eso, mujer? Por las almas atormentadas.


-Hahaha. Tú solo estás dolido, no atormentado.


-Me atormenta haberte atormentado.


-No estoy atormentada.


-No seas egoista, barbie.


-Tengo qué cambiar esta predilección de rodearme de idiotas.


-No creo. Me parece que te encantan los idiotas.

Saturday, June 4, 2011


-Cualquier hombre, se llame Juan José o Peter... no, Peter no, Jhonny, Peter era su amigo. De todas formas cualquier hombre cree que si invita a una chica a cenar ella acabará enrollandose como un gatito a sus pies, ¿de acuerdo?
-Ahá.
-En total he sido invitada a cenar por veintiséis canallas durante los últimos dos meses. Veintiseis contando a Benny Shally, quien por muchas razones es un supercanalla. ¿Y quiere que le diga algo gracioso? A pesar de que la mayoria de esos canallas desembolsaron 50 dolares para el tocador como muñequita, en total tengo 9 dolares menos en mi cuenta del banco que hace seis meses. Asique, mi querido Fred, esta noche he tomado una decisión muy seria.

Thursday, June 2, 2011

-Tienes un gusto pésimo para los hombres, barbie.
No fui consciente de haberme despertado antes de su comentario. Estaba sentado a los pies de la cama.
-¿Cuándo has llegado?
-Anoche, durante tu cita con el sobrino de Robinson. Pero preferí esperar por si te lo traías a casa.
-Oh... no -sonreí- Pensé que debería estar despejado para cuando la policía entrase en la suya, acusándole de matar a su tío.
-Todo un detalle.
Se tumbó a mi lado sobre la colcha.
-¿Qué tal Rusia?
-Fría.
Me reí.
-¿A tí tampoco te llevaron a casa?
Negó con la cabeza y se rió también.
-Quizás debería comprarte un anillo ahora que dormimos en la misma cama.
-O pedirle a Tom una casa con dos habitaciones.
Meditó un momento.
-Prefiero la compañía.
-Podemos ir mañana a Tiffany's entonces.
-Y pasarle el recibo a Tom.
-Me gusta como piensas. Podemos hacerle testigo, y poner su nombre en el libro de familia.
Se quedó un rato en silencio, sonriente. Luego añadió muy serio:
-Somos tu familia. No te vamos a dejar sola, nunca, barbie, recuérdalo.



Treinta y cinco años después abrí aquella cajita por primera vez , con los ojos cerrados, como si fuese algún tipo de símbolo sagrado. Y allí seguía, tan precioso y reluciente como el primer día.
-¿Estás bien, mamá?
Sonreí.
-Sí.
Lo saqué con delicadeza y lo coloqué en las palmas de sus manos.
-He pensado que quizás preferirías usar este, en vez de comprar uno. Era... de mi familia.

Cuatro

Wednesday, June 1, 2011

-La verdad es que no tenemos mucho en común, excepto que los dos somos guapos, claro.



Tuesday, May 31, 2011



I got into madness cause it was easy way to happiness


            

Monday, May 30, 2011

IIGhaldok y Cassandra (Principes)


Llegaron a Chrysò pasada la media noche. Los acompañaba la Sacerdotisa convertida en íntima consejera del Príncipe y sus dos guardias. El resto de la comitiva llegaría a la mañana siguiente para evitar un posible ataque de los Guardianes.
Se llamaba Ariadne, la Sacerdotisa. Había acudido a por ellos por orden explícita del Príncipe, que desconfiaba de todo lo que pudiese ocurrir tras las fronteras de su Polis.


.......................................................



ONCE AÑOS DESPUÉS.

-No puedes entrar con armas en el templo, Cassandra.
Sin decir nada, se arremangó el vestido azul y tiró al suelo las armas que colgaban de sus blanquecinos muslos. Luego inclinó levemente la cabeza hacia la otra mujer.
-Has decidido dejar de ocultarte tras esa sangre en tu cabello, por fin -insistió, señalando la cabeza que acababa de bañar en el mar. 
-¿Hay algo más que no pueda llevar conmigo al templo?
La mujer agitó la melena azul eléctrica, negando.
-No han cambiado mucho las cosas en los cinco años que llevas sin venir.
-Las guerras no se ganan rezando -dijo secamente- Deberias saberlo, Glaüka.
Dandole la espalda detuvo sus ojos cristalinos en las columnas, casi sin querer, mientras algo molesto se anudaba en su garganta al observar el infinito a través de aquellos muros blancos.
Apenas tenía quince primaveras la primera vez que los vio, pensó mientras el recuerdo se esbozaba dolorosamente en su mente, distraída solo por los pasos de Glaüka alejandose.



Habia perdido la fé en los dioses. Aquella noche habia perdido la fé en todo, pero no fueron ellos quienes la llevaron alli.
'Ariadne, necesito encontrar a la Matrona Mayor'
'En el templo, niña'
Descalza y despeinada, habia corrido hacia alli hasta quedar sin aliento. Cuando la encontró estaba sentada en la puerta del templo, leyendo El Fedón.
-Que cosa tan curiosa, la politica, ¿no crees? -le dijo, alzando los ojos al verla.
-Necesito...
-Sé que te trae aqui, pero no puedo.
El desconcierto inundó su rostro.
-Por favor...
-Es imposible.
Su pasividad la irritó. 
Sabía que algo horrible podía pasar si no la ayudaba.
-¡No puedo!
Pero la anciana se marchó sin inmutarse.
Algo se removió entonces en su interior, extinguiendo la leve llama de esperanza que quedaba en ella, igual que se extinguen las ultimas luces de un dia de invierno.
-¡Que nazca pues! -le gritó a la nada- ¡Que crezca! ¡Quiero torturararlo con mis propias manos!
Y nació.
Nueve meses después dio a luz bajo los cuidados de Ariadne.
-Llévatelo -empapada de sudor, aun temblando por los esfuerzos de las contracciones, y los ojos llorosos, no fue capaz de pronunciar otra cosa.
-¿Vais a llamarlo? -preguntó Ariadne.
-Victor.


Cada paso que daba adentrandose en el templo vacio resultaba ser como una lenta y dolorosa cuchillada en su pecho.
La excitación se confundia con el dolor del pasado, y la promesa de venganza dibujaba en el futuro un ultimo propósito.
-Victor... Victor, Victor, ¡VICTOR!
Gritó al vacio repetidas veces, pero las palabras se perdieron en la soledad del santuario.
-Ya no está.
Sorprendida, se giró para descubrir a Cronos rodeándola en sus fuertes brazos. Se contuvo para no gritarle que la dejase, que se marchase, que sólo le usaba para saciarse, que era un idiota si podia creer que ella era capaz de sentir algo que no fuese odio, dolor, y venganza. Pero aquello no era verdad... del todo. Y le necesitaba. Lo había sabido desde el primer día que le vió entrenando en el patio junto a los otros guerreros.


-¿Cómo te llamas?
Había pasado poco más de un año desde que aquella Polis les acogiese
y les prometiese ayuda para reconquistar Chrysò.
Desde entonces, con la ayuda de Ariadne, los Lestarat trataban de reclutar un ejército reuniendo a sus aliados.
-Cronos.
Tras el parto, la pequeña muchacha asustada que llegase en busca de refugio,
se había convertido en una criatura gélida, imponente, 
que rápidamente se acostumbró a dar órdenes y castigar a aquellos que las desobedecían.
Pero aquél hombre, a diferencia de los otros, se presentó ante ella in-intimidable,
el sudor aún brillando en la piel bronceada por los entrenamientos bajo el sol,
la melena dorada alborotada,
y aquellos ojos azules clavados en ella,
como desafiándola.
-Capitán Cronos, a partir de ahora.

-Ya casi ha terminado... -le susurró.
-Ya casi -respondió él.
-Necesito que hagas algo...

Thursday, May 12, 2011



-Pero no te rias.


-Ah, ¿pero cómo no me voy a reir? Si hasta te ries tú... ¿ves por qué eres mi favorita?



-Porque soy la única tonta qué te deja reirte de ella.


Sunday, May 1, 2011

-¡Mis cartas! Pero, mi dulce Cecily, jamás te he escrito ninguna carta.

-Es innecesario recordarmelo, Ernesto. Recuerdo más que sobradamente que me vi obligada a escribirlas en tu nombre.

-Oh, ¿me dejas leerlas?

-De ningún modo, te pondrias demasiado presumido. Las tres que me escribiste después de que rompiese el compromiso son tan bellas...

-¿Pero es que rompiste el compromiso?

-Ya lo creo. El veintidos de marzo. Puedes leer lo que anoté si quieres. 'Hoy he roto mi compromiso con Ernesto. El tiempo sigue siendo delicioso'

-Pero, ¿por qué lo rompiste? Estoy muy dolido al enterarme de que fuiste tu la que rompiste, Cecily. Especialmente estando el tiempo delicioso.


Thursday, April 28, 2011



-Yo también sé decir cosas bonitas, lo qué pasa que os tengo engañados.

-Claro qué si, creo qué un dia me dijiste lo guapo que estaba, sin intereses de por medio, lo dijo ¿verdad?

-¿Lo veis?

Wednesday, April 27, 2011



-¿Me llevas a casa o me vas a dejar coger un taxi descalza?


Apenas una hora después me dejo caer en el sofá del que se supone que es mi nuevo hogar, seguido de un gemido de cansancio.
-La próxima vez que tengamos que vestirnos de etiqueta elijo yo mis zapatos.
Se ríe mientras derrama una botella de whiskey sobre dos vasos con hielo.
-He de confesar, pensé que te romperías como una muñeca de porcelana antes de apretar el gatillo -comenta distraído, acercándome el trago. 
Lo rechazo con la mano y me levanto, señalándole el vodka. No tolero demasiado bien el whiskey.
-No sé si indignarme o recordártelo la próxima vez que entrenemos, Jack, todavía tengo heridas de la semana pasada.
-Bueno, es tu primero... ¿no? A veces es dificil.
Llevo un mes y cinco días viviendo aquí, después de un año y medio de hoteles y saltos entre ciudades en los que la única compañía fija que he tenido ha sido él, aún así no sé si puedo llamar a estas paredes hogar. Aún.
-Intencionadamente sí.
-Oh, ya veo...

Uno.

Tuesday, April 26, 2011


-Lo llamamos Tiergarten.
Y de repente la mujer que me ha protegido en su casa las ultimas semanas desaparece para dar lugar a una chica asustada. Incluso su cuerpo parece reducirse.
-La cuarta baldosa, alli ¿la ves?
La veo. Nadie se ha molestado en limpiar los restos de sangre seca.
-Aquí mataron a Michael.
Oh, Michael. Puedo ver su cabeza golpeándose contra la baldosa. Puedo sentir el dolor en mi pecho, en el pecho de Michael.
-¿Qué irónico, no? Que lo mataran aqui, que lo mataran asi, esas bestias.
¿Qué puedo decirle? Qué irónico si, morir asi, morir aqui, en el Tiergarten. ¿Qué quiere oir? Oh, pobre Michael.



Monday, April 25, 2011

Se tardan exactamente cuatro segundos de aqui a la puerta, yo te doy dos.






-Le dire una cosa Fred querido, me casaria usted si tuviera dinero. ¿Y tú, harias lo mismo?
-Sin dudarlo.
-Por eso es una suerte que no seamos ricos, ¿eh?

Sunday, April 24, 2011

Aquella noche estaba preciosa

Los labios rojos, los ojos negros. Y el vestido. Aquél vestido. Aquella noche de viernes especialmente fría pensé qué podria romperse con sólo mirarla. Realmente parecia una muñeca.

Aquella noche llegué tarde a la Buttoned. La vi dejarse arrastrar fuera del club, callada, colgada del brazo de su amigo fotógrafo.


-Le hacia en casa tonite, Mr Doe.


-No podia dormir.


Mi amigo solo sonrió y me tendió su copa de whiskey. No mucho después le vimos entrar, sin ella, y un tanto alterado.



Estaba sentada en un banco, con las piernas cruzadas, y los ojos verdes húmedos.


-David me dijo que se quedaría en casa hoy, MrDoe.


Cuando le respondi ni siquiera me oyó. Le besé la frente y me senté a su lado. 



-Deberia estar en casa. Qué vergüenza. No recuerde que me ha visto llorando. Váyase.



No quiso mirarme, pero se aferró a mi mano derecha.


-No llore, milady.

-Me aburren


¿Y qué queria que le dijera?


-Antes me parecian interesantes. Me encantaban. Me divertian. Pero ya se han dan dado de si, ahora me aburren... Siempre me acaban aburriendo...

Decia que le aburrian, y ya sabia yo que era una caprichosa, ¿temia aburrise de mi? ¿temia que yo me hubiese aburrido de ella?.

Pero también sabia, o creia saber, que yo era diferente.



-Pensé que no vendría esta noche... ¿Me lleva a casa? Tenia ganas de verle...



¿Cómo podia no encantarme esa idea?


Antiguos y recién llegados, hermosos y perversos y locos y despiadados... 
Todos vinieron a por mí.  







Saturday, April 23, 2011


-Feliz cumpleaños.

Un Jack resacoso me sonrió cansado desde el marco de la puerta.

-Treintayseis... -suspiró- Te habria invitado a algo anoche, pero estaba demasiado ocupado poniendome borracho en ese irish que te gusta tanto.

-Y yo que tenia esto para regalarte...

Miró con curiosidad mi mano abierta y tornó una mirada maliciosa.

-Eres una maldita bruja, barbie...

-Ya. Por eso te compré esto otro, porsiacaso.

Cogió su vinilo favorito de mi regazo y, cuando descubrió lo que era, me dió un beso en la frente y se tiró en el sofá.

-El éxtasis tambien es mi regalo, no te lo vas a quedar, por lista.

-Allyours.

-Treintayseis -repitió para si- ¿Cuantos, barbie? Siempre se me olvida.

-Treintaydos.

-Tengo un ático, ¿sabes? Precioso, en el centro. Te gustaria, muy de tu rollo. Lo compré con treintaydos. Pensé, 'En cuatro años me retiro, no quiero vivir en un hotel, y seguro que me da pereza buscar un alquiler'

-¿Y que piensas ahora?

-Que quizás no deberia retirarme. Soy como un crio, un crio que se ha pasado la noche en la barra de un bar porque no queria volver a casa y pensar que, ya son casi diez años desde que lo dejé todo. Que ya no puedo volver. Que no tendré una viuda cuando muera, quizás antes de los cuarenta.

-Yo no quiero morir vieja, Jack.

-No. Yo tampoco. Es demasiado tiempo solo.

-Nunca he pensado en comprar un atico. No suelo pensar en el futuro.

-¿Sabes? Todavia me acuerdo de ella, aveces, Me queria. Me queria con esa forma de querer que tienes tú. Podia dejarse querer por media ciudad, para al final, solo quererme a mi.    

Sonrei.

-Quizás aún te quiera.

-Murió hace años.

-Oh.

-Prométeme que vendrás a verme a mi atico, barbie, ¿eh? 

-Cada año, por tu cumpleaños.


Tres.