-¿Confias en ellos?
-Confío en él.
Apenas reconocí al ser con el que compartí el útero materno
en aquél rostro con la mejilla derecha cicatrizada
cuando volví a verle.
-El hijo de Hall...-
murmuró él para sí.
-Nos han dado esto,
por si acaso.
Observó con cuidado
las pequeñas píldoras rosadas que dejé sobre la mesa.
Después rió escandalosamente.
-No fué tan mala,
la cárcel.
No le creí.
-¿Puedes hacerlo, entonces?
-Ya hemos monotorizado toda La Capital,
y en cuestión de horas pasará lo mismo en el resto de La Nación,
pero creeemos que va a ser imposible interferir en
los Continentes Esclavos,
tememos que consigan refugiarse allí,
si escapan.
-Si conseguimos organizarnos en La Nación
los Continentes Esclavos no serán dificiles de controlar.
-No todo el mundo va a apoyarnos.
-¿Qué piensan hacer sobre eso?
-Pensamos
dejar escapar pacificamente a quien así lo desee.
Un brillo de dolor
atravesó sus ojos, como un desgarro.
Tomé sus manos,
gemelas con las mías, arrepentida.
-El resto de Las Islas nos ha dado la espalda,
nos han dejado a nuestra suerte,
pero ellos prefieren pensar que tenemos derecho a la paz,
aún conservan los mismos principios
que nos inculcó el abuelo Stephano.
Son la otra cara de nuestra Resistencia,
nuestros compañeros.
Confío en ellos,
en nosotros,
son mis Gladiadores.
tememos que consigan refugiarse allí,
si escapan.
-Si conseguimos organizarnos en La Nación
los Continentes Esclavos no serán dificiles de controlar.
-No todo el mundo va a apoyarnos.
-¿Qué piensan hacer sobre eso?
-Pensamos
dejar escapar pacificamente a quien así lo desee.
Un brillo de dolor
atravesó sus ojos, como un desgarro.
Tomé sus manos,
gemelas con las mías, arrepentida.
-El resto de Las Islas nos ha dado la espalda,
nos han dejado a nuestra suerte,
pero ellos prefieren pensar que tenemos derecho a la paz,
aún conservan los mismos principios
que nos inculcó el abuelo Stephano.
Son la otra cara de nuestra Resistencia,
nuestros compañeros.
Confío en ellos,
en nosotros,
son mis Gladiadores.