Thursday, November 5, 2009

-¿Confias en ellos?
-Confío en él.

Apenas reconocí al ser con el que compartí el útero materno
en aquél rostro con la mejilla derecha cicatrizada
cuando volví a verle.

-El hijo de Hall...-
murmuró él para sí.

-Nos han dado esto,
por si acaso.

Observó con cuidado
las pequeñas píldoras rosadas que dejé sobre la mesa.
Después rió escandalosamente.

-No fué tan mala,
la cárcel.

No le creí.

-¿Puedes hacerlo, entonces?

-Ya hemos monotorizado toda La Capital,
y en cuestión de horas pasará lo mismo en el resto de La Nación,
pero creeemos que va a ser imposible interferir en 
los Continentes Esclavos,
tememos que consigan refugiarse allí,
si escapan.

-Si conseguimos organizarnos en La Nación
los Continentes Esclavos no serán dificiles de controlar.

-No todo el mundo va a apoyarnos.

-¿Qué piensan hacer sobre eso?

-Pensamos 
dejar escapar pacificamente a quien así lo desee.

Un brillo de dolor 
atravesó sus ojos, como un desgarro.
Tomé sus manos, 
gemelas con las mías, arrepentida.

-El resto de Las Islas nos ha dado la espalda,
nos han dejado a nuestra suerte,
pero ellos prefieren pensar que tenemos derecho a la paz,
aún conservan los mismos principios
que nos inculcó el abuelo Stephano.
Son la otra cara de nuestra Resistencia,
nuestros compañeros.
Confío en ellos,
en nosotros
son mis Gladiadores.