Thursday, April 28, 2011



-Yo también sé decir cosas bonitas, lo qué pasa que os tengo engañados.

-Claro qué si, creo qué un dia me dijiste lo guapo que estaba, sin intereses de por medio, lo dijo ¿verdad?

-¿Lo veis?

Wednesday, April 27, 2011



-¿Me llevas a casa o me vas a dejar coger un taxi descalza?


Apenas una hora después me dejo caer en el sofá del que se supone que es mi nuevo hogar, seguido de un gemido de cansancio.
-La próxima vez que tengamos que vestirnos de etiqueta elijo yo mis zapatos.
Se ríe mientras derrama una botella de whiskey sobre dos vasos con hielo.
-He de confesar, pensé que te romperías como una muñeca de porcelana antes de apretar el gatillo -comenta distraído, acercándome el trago. 
Lo rechazo con la mano y me levanto, señalándole el vodka. No tolero demasiado bien el whiskey.
-No sé si indignarme o recordártelo la próxima vez que entrenemos, Jack, todavía tengo heridas de la semana pasada.
-Bueno, es tu primero... ¿no? A veces es dificil.
Llevo un mes y cinco días viviendo aquí, después de un año y medio de hoteles y saltos entre ciudades en los que la única compañía fija que he tenido ha sido él, aún así no sé si puedo llamar a estas paredes hogar. Aún.
-Intencionadamente sí.
-Oh, ya veo...

Uno.

Tuesday, April 26, 2011


-Lo llamamos Tiergarten.
Y de repente la mujer que me ha protegido en su casa las ultimas semanas desaparece para dar lugar a una chica asustada. Incluso su cuerpo parece reducirse.
-La cuarta baldosa, alli ¿la ves?
La veo. Nadie se ha molestado en limpiar los restos de sangre seca.
-Aquí mataron a Michael.
Oh, Michael. Puedo ver su cabeza golpeándose contra la baldosa. Puedo sentir el dolor en mi pecho, en el pecho de Michael.
-¿Qué irónico, no? Que lo mataran aqui, que lo mataran asi, esas bestias.
¿Qué puedo decirle? Qué irónico si, morir asi, morir aqui, en el Tiergarten. ¿Qué quiere oir? Oh, pobre Michael.



Monday, April 25, 2011

Se tardan exactamente cuatro segundos de aqui a la puerta, yo te doy dos.






-Le dire una cosa Fred querido, me casaria usted si tuviera dinero. ¿Y tú, harias lo mismo?
-Sin dudarlo.
-Por eso es una suerte que no seamos ricos, ¿eh?

Sunday, April 24, 2011

Aquella noche estaba preciosa

Los labios rojos, los ojos negros. Y el vestido. Aquél vestido. Aquella noche de viernes especialmente fría pensé qué podria romperse con sólo mirarla. Realmente parecia una muñeca.

Aquella noche llegué tarde a la Buttoned. La vi dejarse arrastrar fuera del club, callada, colgada del brazo de su amigo fotógrafo.


-Le hacia en casa tonite, Mr Doe.


-No podia dormir.


Mi amigo solo sonrió y me tendió su copa de whiskey. No mucho después le vimos entrar, sin ella, y un tanto alterado.



Estaba sentada en un banco, con las piernas cruzadas, y los ojos verdes húmedos.


-David me dijo que se quedaría en casa hoy, MrDoe.


Cuando le respondi ni siquiera me oyó. Le besé la frente y me senté a su lado. 



-Deberia estar en casa. Qué vergüenza. No recuerde que me ha visto llorando. Váyase.



No quiso mirarme, pero se aferró a mi mano derecha.


-No llore, milady.

-Me aburren


¿Y qué queria que le dijera?


-Antes me parecian interesantes. Me encantaban. Me divertian. Pero ya se han dan dado de si, ahora me aburren... Siempre me acaban aburriendo...

Decia que le aburrian, y ya sabia yo que era una caprichosa, ¿temia aburrise de mi? ¿temia que yo me hubiese aburrido de ella?.

Pero también sabia, o creia saber, que yo era diferente.



-Pensé que no vendría esta noche... ¿Me lleva a casa? Tenia ganas de verle...



¿Cómo podia no encantarme esa idea?


Antiguos y recién llegados, hermosos y perversos y locos y despiadados... 
Todos vinieron a por mí.  







Saturday, April 23, 2011


-Feliz cumpleaños.

Un Jack resacoso me sonrió cansado desde el marco de la puerta.

-Treintayseis... -suspiró- Te habria invitado a algo anoche, pero estaba demasiado ocupado poniendome borracho en ese irish que te gusta tanto.

-Y yo que tenia esto para regalarte...

Miró con curiosidad mi mano abierta y tornó una mirada maliciosa.

-Eres una maldita bruja, barbie...

-Ya. Por eso te compré esto otro, porsiacaso.

Cogió su vinilo favorito de mi regazo y, cuando descubrió lo que era, me dió un beso en la frente y se tiró en el sofá.

-El éxtasis tambien es mi regalo, no te lo vas a quedar, por lista.

-Allyours.

-Treintayseis -repitió para si- ¿Cuantos, barbie? Siempre se me olvida.

-Treintaydos.

-Tengo un ático, ¿sabes? Precioso, en el centro. Te gustaria, muy de tu rollo. Lo compré con treintaydos. Pensé, 'En cuatro años me retiro, no quiero vivir en un hotel, y seguro que me da pereza buscar un alquiler'

-¿Y que piensas ahora?

-Que quizás no deberia retirarme. Soy como un crio, un crio que se ha pasado la noche en la barra de un bar porque no queria volver a casa y pensar que, ya son casi diez años desde que lo dejé todo. Que ya no puedo volver. Que no tendré una viuda cuando muera, quizás antes de los cuarenta.

-Yo no quiero morir vieja, Jack.

-No. Yo tampoco. Es demasiado tiempo solo.

-Nunca he pensado en comprar un atico. No suelo pensar en el futuro.

-¿Sabes? Todavia me acuerdo de ella, aveces, Me queria. Me queria con esa forma de querer que tienes tú. Podia dejarse querer por media ciudad, para al final, solo quererme a mi.    

Sonrei.

-Quizás aún te quiera.

-Murió hace años.

-Oh.

-Prométeme que vendrás a verme a mi atico, barbie, ¿eh? 

-Cada año, por tu cumpleaños.


Tres.
'Querido Charles:

Ha pasado largo tiempo, pero sabed que no os he olvidado.
Me alegra oir que os sonríe la fortuna en el Este. Yo también tengo buenas noticias... ESTOY PROMETIDA. ¿Quién podría creerlo, verdad?
Siento tanto no haberos escrito antes, pero de repente todos los días son a contra-reloj... cada mañana despierto pensando en pasear por el centro, y me encuentro con tres criadas recordándome todo lo que tengo que organizar. ¡Es escandalizador, y horrorosamente tedioso, Mr Doe!
Aún así, he conseguido prosponer mi despedida hasta una fecha aceptable. Nuestro querido Daniel y yo esperamos de veras que podais venir. Será a finales de junio, en La Buttoned.

Espero veros allí, de todo corazón,
Renèe.'

Arrojé la carta al fuego después de leerla tres veces, y miré el calendario. Estabamos a tres de marzo.



-¿Quien no ha visto esa pelicula? ¡Es un clásico!
-¿Cuantas peliculas has visto tú?
-¿Valen las porno?
-Nop.
-Una. Paseando a Miss Daisy, ¡es un clásico!

Friday, April 22, 2011



VIII.


-Vas a volver, ¿verdad?
Quedaban solo unas horas para la batalla, y una sensación de angustia creaba un molesto nudo en la garganta de Ghaldok.
Bebiendo un largo trago de vino deseó poder abandonarse aquella noche al alcohol en vez de a la sangre.
-Tranquila...

-¿La quieres?
Sorprendido se giró sin habla hacia su hermana.
-¿Qué?
-¿La quieres?
Se suponia que debía de estar furiosa. 
Había pactado una boda sin su permiso. Había trazado planes con Ariadne a sus espaldas. Había conseguido refuerzos, pero sin su consentimiento. Pero hacía meses que no la veia tan tranquila. Le miraba como un cordero a punto de ser degollado.
-No la conozco. No puedo quererla.
-Prométeme. Prométeme que la vas a cuidar, Ghaldok.

-Prométeme que vas a volver.
Era tan frágil y delicada. Tan rompible...

Entonces comprendió, abriendo muchos los ojos. Y no pudo evitar reir.
-Prométemelo - insistió.

'¿La quieres?' Ahora la queria.
-Vas a volver, ¿verdad?

-Te lo prometo.

*
*
-Puedo dormir esta noche contigo, si lo necesitas.
Aquella noche era diferente. Aún permanecia a su lado. Normalmente se separaba bruscamente de él dejándole reponerse y salía al balcón. Pero esta vez permanecia a su lado, rodeada por los brazos del guerrero.


-Levantate, Victor.
-Esta noche he sido valiente. Y ella no ha venido. Creo que lo ha olido.
-Apresúrate, vamos a conseguirte un caballo.
-¿De verdad? ¿Cómo el de Ector? ¿Para mi?
-Para ti solo.

-No lo necesito -dijo, deshaciendose de su abrazo, y dandole la espalda- Pero puedes quedarte a dormir si quieres.
-Victor...
Cronos la besó en el hombro y se giró tambien. Su vida se había roto el dia que la violaron y mataron a sus criados y el resto de su familia,  y con ella su emopatía y su capacidad de amar. Y él acababa de comprenderlo.

*
*
-La bella Chrysò. Más bella aun sabiendo que mañana será destruida, ¿no crees?
-Neoptolomeo.
El hombre alto, de barba y cabellos morenos se detuvo un momento a observar al joven que acababa de llegar. Ambos tenian el mismo marron claro en los ojos.
-Mircea.
-¿Me tienes miedo, Ariadne?
-Solo temo a la muerte.
Ciertamente era una mujer bella. Y fuerte. Sobretodo fuerte, capaz de soportar el heredero que él pretendia criar.
-Lo siento -murmuró el joven, para su sorpresa. Parecia asustado.
-¿El qué sientes, hijo mio?
Mircea abrió los ojos asombrado, pero trató de disimularlo.
-Si hubiera sabido que ella era... Bueno, llevaba ropas de criada. Yo... al fin y al cabo estabamos en guerra. Lo había visto tantas veces con mis propios ojos. Y habiamos ganado. Yo lideraba aquella partida. Me dijeron que todo lo que encontrasemos era mío. Mi trofeo. Habíamos ganado gracias a mí. Parecia que habiamos ganado. Yo...
-Calla.
-No deberian haberla obligado a tener el crio. Fue una humillación. Otra-añadió.
-Calla -repitió Neoptolomeo.
-Si, señor.
-Prometemos la justicia a nuestro pueblo. Pero, ¿qué justicia traemos? La justicia no existe en la guerra. Solo la crueldad. 
-¿Y la piedad, señor? ¿Y la misericordia?
-Piensa una cosa, ¿quien inició acaso esta guerra, nosotros o ellos? No voy a dejar que te mate mañana.
-¿Por qué?
-Porque ese hombre, Ghaldok, con su forma de protegerla a ella, me enseñó una cosa que los guardianes habiamos olvidado: la sangre. No voy a dejar morir a mi hijo.