Thursday, October 2, 2014

Thursday, November 14, 2013



Decían que, si conseguias llegar, nadie te daría la bienvenida, 
te despojarían de tus ropas y te harían pasar una prueba.  Sólo si la superabas podrías preguntarte qué harían contigo después. 

Jamás había creido las leyendas,
pero estaba allí.
Si Las Islas existian, entonces era cierto,
ellos existían.
Y se escondían alli, aquí. Esperando su momento en la sombra.

'Esperándonos a nosotros'

Unos fuertes brazos nos sacaron en volandas de la embarcación. Recorrí el muelle sin apenas rozar el suelo, mientras la misma fuerza me guiaba, tomada por los hombros.
Una joven de piel oscura se acercó para ponerme una venda blanca en los ojos, pero alguien se lo impidió y ella, al igual que una réplica suya aparecida a mi izquierda, se apresuró a apartarse de nuestro camino.
Nos metieron en la parte de atrás de un 4x4,
las ventanas tintadas y un cristal aislandonos del resto del vehiculo.
Lo siguiente que ví fue la arena de playa sobre la que se apoyaron mis manos. Caí de rodillas cuando me empujaron y sentí ardir mis piernas. 

-Por aquí.

Alguien señaló unos metros más allá, un edificio asimétrico de formas geométricas, 
no conseguimos ver hasta donde se extendían, pues se degradaba según se alargaba, mimetizandose con la naturaleza, 
y de nuevo los brazos me obligaron a dejarme arrastrar hasta allí.
Avanzamos ascendiendo por pasillos que nos sumergían en las ruinas de aquella fortaleza.
Tardé sólo un par de pisos en darme cuenta de que a la izquierda, a nuestros pies, y a un descuido de distancia, se abría un abismo directo a las rocas.
A nuestro paso nos encontrábamos con curiosos que salían a nuestra llegada,
la mayoria se limitaba a mirarnos, pero algunos de ellos nos seguían a distancia.
Entonces entendí por qué.
Habíamos llegado a una plaza, un antiguo estadio, parecía, tambien en ruinas, y allí nos esperaban.
Nos entregaron un casco a cada uno y señalaron dos motos frente a nosotros.
Las reglas eran simples,
cualquier cosa estaba permitida, 
excepto tocar con los pies el suelo.
Cogi la vara de madera que me ofrecían y miré de reojo a mi compañero, que asintió, antes de montar en mi máquina.
No le podía ver a través del casco, pero sabía que se reía, 
si, podía ver su sonrisa, me dije, observando cómo nuestros contrincantes aparecían desde el lado opuesto.
Había actividad en las ventanas, si es que se las podía llamar de ese modo, exaltación por ver el espectáculo,
pero lo único que ocupaba mi mente era una cosa,
teníamos que sobrevivir.


1

Monday, December 10, 2012


-Vaya, qué divertido, ¿no? 
-Voy a regalarte un diccionario, Elle.
-¿Por qué? 
-Porque dudo que sepas lo que significa

Tuesday, August 28, 2012


 No había rejas, ni candados, ni puertas cerradas con llave,
tan sólo la gran entrada de cristal sellada
y los tres hombres descomunales que la guardaban.
Jamás habría imaginado así una prisión,
sin embargo,
todos mis conceptos de 'jamás' se estaban derribando en aquél lugar.

Nuestra celda estaba en la zona de aislamiento,
un salón con vistas al jardin, del que divergían seis habitaciones,
las habitaciones de los Gladiadores.
Sólo tres de ellas estaban ocupadas.
Dos gemelos musculosos nos observaron con curiosidad desde su puerta entreabierta,
un crio que apenas podia abultar más que yo misma 
levantó la vista un instante desde el sofá al vernos llegar, para volver a clavarla de nuevo en el enorme televisor,
y una mujer que no vimos, pero oimos sollozar tras el cristal opaco.

-¿ahora qué?
Le pregunté mientras cerraba la puerta.
-Ahora estamos vivos.

Pasamos un par de días, quizá tres, sin noticia alguna,
estar vivos no era suficiente.

Una noche, aproveché que se oían ruidos en el salón para dejarle dormido 
y tener mis respuestas.
De verdad eran Gladiadores, me contaron los gemelos,
eran los más fuertes, los más rápidos, los más ágiles, los mejor entrenados.
sólo si los recien llegados les vencían podrían pasar, 
y su tarea era impedir que lo hicieran.
Y nosotros lo habiamos hecho.
Nosotros habiamos vencido a su mejor luchador, 
y por eso la mujer que aún no habíamos visto sollozaba en la habitación contigua a la nuestra,
habiamos matado a su amante.

-No suelen traer a nadie nuevo aqui - me dijo uno de ellos - No sé quienes sois, pero ellos si deben de saberlo.

Buenas noticias.

-¿Y ahora qué?
-Ahora esperais a ser llamados.




2

Tuesday, March 6, 2012


Estaba levantandome para irme cuando noté una mano en el hombro, y oí una voz femenina que ordenaba al hombre a marcharse.
Apenas la habia visto cinco minutos en una foto, pero, casualidades, la reconocí al instante.
No podía ser.
-Creo que sabe quien soy.
-Estabas muerta. 
Un brillo de tristeza asomó en sus ojos.
-¿Eso dijo?
Asentí.
-¿Qué quieres? 
-Le echo tanto de menos...
-Todos le echamos de menos. ¿Por qué vuelves ahora? ¿Por qué no le buscaste antes de que muriese?
Entonces se rió. Igual que se reía él.
-Oh Jack... ¿no te lo dijo? Fue él quien desapareció, quien me esquivó de todos los modos posibles, quien me consideró muerta... Jack no quiso volver a verme. ¿Tampoco te lo dijo?
-¿Por qué?
-Le engañé -dijo cabizbaja- Jamás debí hacerlo. Jamás pudo perdonarme.
-¿Y ahora que quieres?
-Quiero saber cómo murió. 
La miré evaluándola.
-Una vez le dije a Jack que ibamos a morir solos. Y me dijo que al menos no moririamos viejos. Al menos no cargariamos con la soledad. Supongo que él ya cargaba demasiada.
-Por favor... Sólo quiero saber como murió. 
Suspiré.
-Murió en mis brazos...






Volví a encontrarmela una vez más. 
Me hizo gracia darme cuenta de que las dos habíamos comprado rosas blancas. Supuse que, como yo, lo haría todos los años, pero mi costumbre de visitar la lápida de madrugada, recordando las largas horas en aquél garaje, había hecho que nos evitasemos.

-Este año has venido más tarde.
Sonreí tristemente.
-Acabo de aterrizar.
Asintió y se sentó en el suelo. Sentí que estorbaba.
-Volveré luego, no te interrumpo.
-No.
Me agarró la mano con una fuerza que no esperaba.
-Necesito compañía. Le echo de menos.
-Yo también.
-La última vez que le vi... llegué a creer que me había perdonado.
-Creo que no te odiaba.
-No. No me odiaba, pero no me perdonó. Te dijo que estaba muerta, ¿no?
Bajé la mirada a mis rosas y empecé a acariciar los petalos de una, tras un simple 'Hugh'.
-Nos encontramos cerca de una de esas cafeterías tan hipster. No, nos encontramos. Le encontré. Llevaba días buscándole. Había ensayado mi discurso tantas veces... Le había dicho tantas veces al espejo cuanto le quería... Le había pedido tantas veces perdón... Y ahora no sabía qué decirle. Y él... él me habló de ti.
Miró instintivamente mi regazo y la mano que despezaba sin querer el capullo de la desafortunada rosa.
-¿De mí?
Asintió, timida.
-Me habló de ti... de tu... enfermedad. Estaba muy preocupado. Hacía años que no le veía, pero pocas veces le había visto tan preocupado... Con la mirada tan ausente...
No recuerdo como la miré. Durante unos segundos  le odié.
'Me has traicionado, Jack. Le has contado a alguien mi secreto. Yo confiaba en tí'.
Después me reí de mi misma. 'Le he contado tu secreto a alguien que no sabe quien eres, a alguien que hace años que no veo y que jamás volveré a ver. ¿Sigues creyendo que te he traicionado, barbie?'. Incluse pude imaginar su mueca. No podía odiarle. Tenía derecho. Se me rompió el corazón en pedazos al pensar en lo que le había hecho al compartir con él mi tortura.
-Oh.
-No podía hablarme de vuestro trabajo. Las notas de mi discurso se morían en mi laringe. Asique me habló de ti. De su preocupación. De como tenía alguien para quien cocinar. De tus regalos inesperados. De tus affairs (no quise oir los suyos). Y te estuve tan agradecida... Pensé en ti durante días. Durante horas habló para mi. Siempre pensé que simplemente se daría la vuelta, mudo. Apenas recordaba su voz.
-No sé que decir.
-Después de despedirnos le seguí. Y allí estabas tú, esperando en el portal porque habías perdido las llaves. Y sonreiste tanto al verle...
Me reí. Si Jack supiese que había sido tan torpe de dejarse seguir... o quizás no había sido tan torpe al fin y al cabo, ya no lo sabría.
Le sonreí a ella.
-Llevaba dos horas esperando. Me habían robado todo... -traté de quitarle importancia- Tú también habrías sonreido así. 
-Supe que jamás me iba a perdonar. Me rendí. Pero esa tarde había confiado en mí. Gracias. Gracias.
De verdad no sabía qué decir. Debió de haberle de quererle mucho, a pesar de, pensé.
-De nada, supongo.
Me levanté y me fuí, los petalos de la rosa aún encerrados en el puño. Apenas había andado unos pasos cuando sentí la incontrolable necesidad de girarme hacia ella.
-Nunca dejó de quererte.
No la volví a ver.

Nueve



Tuesday, November 1, 2011

Sunday, October 30, 2011


-¿Cuanto tiempo desde la última vez? ¿Tres años? ¿Cuatro? Estás más guapo.
-¿Y has roto muchos corazones?
-No más que tú. 
-¿Y han conseguido romper el tuyo?
-Claro que no, tú eres el único que me ha roto el corazón.
-No te rias, era una pregunta seria.
-También era una respuesta serie.
-¡No seas hipócrita, tú me lo rompiste a mi!
-¿Ah si?









Monday, October 10, 2011


-Espera... ¿pero me quieres?
-¿Es una pregunta preventiva que le haces a todas o esque hoy te he pillado sentimental?
-Como sea, di.
-No querido, no te asustes, no te quiero. Quiero acostarme contigo, quiero que hagas como si no existiesen la chica con la que estuviste anoche ni con la que estarás mañana, quiero que no me hables de ellas, quiero que te acuerdes de mi eventualmente y que sigas sonriendome con esa mueca encantadora tuya cada vez que te encuentro por sorpresa, quiero seguir teniendo noticias tuyas cuando no me lo espero. ¿Qué te parece?



Tuesday, August 23, 2011

No importa cuanto tardes, a ti, el mundo siempre te espera. 




Thursday, August 4, 2011