Wednesday, December 30, 2009


-¿Quieres que te acompañe?
-No.
Ha pasado un año,
pero puedo recordar cada segundo de aquella noche.
-No me esperes despierto-le digo a Pablo mientras me visto-Quizás duerma en casa de Tom.
Gruñe pero no dice nada.
-¡No hagas tonterías!-me grita cuando cierro la puerta.

Llego antes que Tom al cementerio y me siento junto a las flores que llevo conmigo. 
Él en vez de flores ha traído una botella de vino y dos copas.
-Si en una hora sigues queriendo estar aquí la abro, si has tenido suficiente la abro en casa.
-Odio los cementerios
-Y sin embargo pasamos tres horas aquí sentados el día del entierro.
Sonrío tristemente.
-Te prometo que hoy no.
-Podemos irnos en cuanto quieras, entonces.
-Ahora. Quiero a casa.
No hace falta decirle a qué casa me refiero.
Cojo un par de mantas de la habitación mientras Tom sirve el vino en el salón. Mi retrato sonriente me observa salir desde la mesilla de noche.
Cojo la copa de su mano y nos sentamos cada uno en un sofá.
-Una vez le pregunté cómo le encontraste a él.
-¿Qué te respondió?
-'Le encontré yo'.
La sonrisa cansada que más pena me da en el mundo se asoma al rostro de Tom.
-Venía huyendo... de Ella.
'Le engañé', había dicho cabizbaja, 'Jamás pudo perdonarme'.
-Ya te ha encontrado, por lo que sé.
'Sólo quiero saber cómo murió'.
Asiento.
'Murió en mis brazos...'.
-¿Quién era?
-Quién es. Trabaja para ellos.
Rompo la copa de la impresión.
Ninguno de los dos le damos importancia a mi rostro salpicado y los restos de cristales esparcidos por la mesa.
-Se acercó a él para investigar a su madre, y acabó enamorándose.
La madre de Jack... no puede ser quién creo que es.
-Le vendió...
-Pero se arrepintió a última hora e intentó remediarlo...
-Demasiado tarde.
-Y fue entonces cuando Jack vino a mí, para desaparecer.

Ocho

No comments:

Post a Comment

Note: Only a member of this blog may post a comment.